Casi destrona a Madrid: éste es el pueblo de Zaragoza que por poco se convierte en capital de España
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En la década de 1930, en pleno desarrollo de la Segunda República Española, surgió una audaz propuesta para trasladar la capital del país de Madrid a uno de los pueblos de Aragón. Nicolau Rubió i Tudurí, un arquitecto de Menorca, presentó esta idea durante una exposición organizada por la Asociación de Arquitectos de Cataluña y la detalló en la revista Mirador, acompañada de una serie de planos detallados. El proyecto sugería que la nueva ubicación de la capital fuera un pueblo zaragozano de 2.500 habitantes. Entre las razones que respaldaban esta elección se destacaban consideraciones lingüísticas, logísticas de transporte, la relativa neutralidad geopolítica del lugar y otros factores estratégicos. Utebo, el pueblo en cuestión, se encuentra equidistante a unos 270 kilómetros de Madrid y a distancias similares de ciudades clave como Barcelona, Bilbao y Valencia, además de estar cerca de Zaragoza. Rubió i Tudurí incluso planteaba la posibilidad de renombrar la localidad como parte del proyecto de reubicación de la capital, subrayando así su visión audaz y su enfoque innovador para abordar los desafíos de aquel tiempo de cambios políticos y sociales en España.
Historia de Utebo
En el contexto de un Gobierno provisional liderado por Niceto Alcalá-Zamora y una Constitución en fase de desarrollo, Nicolau Rubió i Tudurí vio una oportunidad única para plantear su audaz propuesta: trasladar la capital española. Argumentó que una República Federal, en caso de materializarse, no debería mantener una ciudad acostumbrada a cinco siglos de centralismo como capital. Es así que propuso Utebo, un tranquilo pueblo zaragozano con apenas 2.500 habitantes, aunque bajo un nombre nuevo acorde a su visión: Iberia.
El arquitectocomparó su visión con capitales modernas como Washington, Camberra o Nueva Delhi, destacando la funcionalidad sobre la magnitud. Consideró que una capital moderna no debía ser una metrópolis bulliciosa, sino más bien una ciudad-gerencia, neutra y habitada principalmente por funcionarios y representantes de actividades federales.
Para Rubió i Tudurí, la ciudad ideal, denominada Iberia, debería limitar su crecimiento a un máximo de 150,000 habitantes, viviendo en rascacielos de hasta 120 metros de altura rodeados de espacios verdes y áreas recreativas. Propuso un sistema de transporte público subterráneo como principal medio de movilidad, complementado por una «línea aérea» para conectar con el exterior.
Su enfoque urbanístico priorizaba la funcionalidad sobre lo estético, describiendo una ciudad cuadriculada y tecnocrática, desprovista de adornos ornamentales. Además de edificios residenciales, proyectó la construcción de un hotel monumental para simbolizar la estructura política en cemento y hierro.
Aunque su propuesta quedó plasmada en infografías detalladas, que mostraban oficinas políticas, secretarías, ministerios, y otras sedes clave alrededor de un parque central junto al Parlamento y tribunales constitucionales, nunca se materializó. Utebo, descubierto por Rubió i Tudurí durante la Exposición Internacional de 1929, sigue siendo un pueblo sin los radicales cambios urbanísticos que él imaginó.
Lugares de interés
A sólo 12 kilómetros de Zaragoza, en la margen derecha del río Ebro, se encuentra Utebo, un encantador pueblo con un rico patrimonio histórico y cultural. En su núcleo urbano destaca la imponente torre mudéjar de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XVI, conocida por su hermosa decoración exterior que la convierte en una de las más destacadas de Aragón.
El templo alberga varios retablos de gran interés artístico, siendo el del Altar Mayor uno de los más sobresalientes. Recorriendo el casco antiguo de Utebo también se pueden admirar palacetes renacentistas, construidos principalmente entre los siglos XVI y XVII. Además, merece la pena visitar el Museo Orús, dedicado a la obra del pintor José Orús, situado en el Centro Cultural Mariano Mesonada.
En el centro cultural se exhibe una réplica de un mosaico romano del siglo II d. C., cuya pieza original se encuentra en el Museo Provincial de Zaragoza. Para explorar los alrededores del municipio, nada mejor que pasear por las riberas del Ebro, donde se pueden disfrutar de extensas choperas y rincones pintorescos como el Soto de la Alameda y el Soto de Malfora.
Cada mayo, Utebo celebra su Feria Mudéjar, reconocida como Fiesta de Interés Turístico en Aragón, ofreciendo a los visitantes una oportunidad única para sumergirse en la rica historia y tradiciones de la localidad.
Torre Mudéjar
La Torre Mudéjar de Utebo destaca como uno de sus principales atractivos, si no el más destacado. Su estilo mudéjar, enriquecido con influencias góticas y renacentistas, cautiva a quienes se detienen a contemplar sus variadas formas y vivos colores. Reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO, representa un espacio singular en todo Aragón.
Construida en el siglo XVI, esta torre mudéjar refleja una evolución notable del arte de su tiempo. Su diseño incorpora elementos característicos de las tendencias artísticas de la época, lo cual se aprecia claramente al observar de cerca los juegos de geometría y simetría que adornan su estructura.
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